Reflexiones sobre la COP29

 

No hay justicia climática sin justicia para toda la creación, incluyendo a los seres humanos. 

Cada año, miles de personas de todo el mundo se movilizan hacia la Conferencia de las Partes (COP) sobre el cambio climático. La COP29 es una reunión anual de los países que han ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), donde se toman decisiones cruciales para combatir el cambio climático, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a las consecuencias del calentamiento global.

Como parte de la delegación de Panamá y del Consejo Mundial de Iglesias, mi participación en la COP29 se convirtió en un espacio para abogar desde mi fe, no solo como hija de la nación Gunadule y ciudadana panameña, sino también como ciudadana del mundo. La fe en Jesús me impulsa a defender los derechos de los pueblos indígenas, a involucrarme en el gobierno local y a actuar a nivel internacional. Para mí, una fe que se manifiesta en solidaridad con las poblaciones vulnerables es una fe que se traduce en acciones concretas en la vida cotidiana, conectando con las realidades de opresión que enfrentamos en el mundo. Anunciar las buenas nuevas y denunciar las injusticias es el llamado que Jesús nos hace. Seguir a Jesús, el profeta de la compasión, implica conocer y discernir los signos de los tiempos para involucrarnos y  ser parte de la acción de la Ruah en el mundo.

En medio del desencanto por la falta de compromiso de los mal llamado «países ricos» desde una perspectiva capitalista, la visión Gunadule ofrece una alternativa enriquecedora: se es verdaderamente rico cuando se sabe relacionarse con la tierra, cultivarla y aprender de ella, lo cual implica respeto y reciprocidad. Asimismo, las narrativas bíblicas nos recuerdan el llamado a vivir el Shalom, a experimentar el jubileo que refleja una relación de armonía con la tierra. Este enfoque de los estados, fundamentado en el capitalismo y neoliberalismo, pone de manifiesto la deuda histórica que los países desarrollados tienen con los denominados países menos desarrollados, que han sido perjudicados por el extractivismo a la tierra.

En la COP29 se estableció un nuevo objetivo global de financiamiento climático, elevando la meta a 300 mil millones de dólares anuales para 2035, provenientes de fuentes públicas y privadas. Este objetivo reemplaza la meta anterior de 100 mil millones, buscando movilizar mayores recursos para ayudar a los países en desarrollo. Sin embargo, muchos críticos consideran que estos acuerdos no son lo suficientemente ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1.5°C, según lo establece el Acuerdo de París, y que las propuestas son insuficientes dada la urgencia de la crisis climática.

La presidencia de la COP29 logró avanzar en los artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París, promoviendo el comercio de carbono entre países y la creación de un mercado global regulado. Es crucial que las comunidades más vulnerables, como los pueblos indígenas, participen en un diálogo abierto sobre las implicaciones de estas regulaciones en sus territorios.

Los aspectos críticos del Artículo 6 desde la perspectiva indígena incluyen la pérdida de tierras, el desplazamiento forzado, la violación de derechos consuetudinarios, la falta de participación efectiva y los beneficios desiguales de los mercados de carbono. Estos mercados pueden socavar los esfuerzos nacionales de reducción de emisiones y carecer de transparencia y salvaguardas adecuadas.

Al reflexionar sobre el Artículo 6.4, Olga Gassan-Zade, ex presidenta del organismo supervisor, señaló que solo el tiempo dirá si este mecanismo mitigará los efectos a gran escala o si se convertirá en un lujo que favorece agendas particulares. Creo que debemos educar a las comunidades de fe, pueblos indígenas y comunidades vulnerables sobre estos acuerdos y su impacto. Nuestra misión como seguidores de Jesús es trabajar por la paz y la justicia, denunciando el ¨neocolonialismo verde, azul¨ que amenaza la vida.

Un diálogo transparente e intercultural entre gobiernos, empresas, sociedad civil y pueblos indígenas es esencial para abordar las críticas acerca de los mercados de carbono, ya que pueden convertirse en una gran amenaza si los estados no se comprometen genuinamente en la lucha contra el cambio climático, funcionando en cambio como una fachada que perpetúa la extracción de las bondades de la tierra. Por ello, es crucial asegurar y proteger los derechos de los pueblos indígenas. Además, el sistema capitalista, que ha contribuido significativamente al cambio climático, debe transformarse para ofrecer soluciones verdaderas y sostenibles, en lugar de aquellas que han llevado al colapso del planeta. Desde la fe en Jesús y el conocimiento de las comunidades indígenas, proponemos la implementación de sistemas resilientes y solidarios que han demostrado poder coexistir con la tierra de manera respetuosa y en armonía con la tierra.

Papel de las Comunidades de Fe en la Cumbre del Cambio Climático: COP, la Conferencia de las Partes.

Es vital que nuestras prácticas eclesiásticas, teológicas y misioneras reflejen estas alternativas de vida. Debemos amar la creación como aprendemos de la Biblia. Durante la entrevista que sostuve con la ministra Marina Silva, ella destacó que nuestro credo como cristianos debe estar impregnado de un profundo compromiso de amor y respeto hacia la creación. 

https://www.youtube.com/watch?v=0Pg0BeMlnIk

Es esencial continuar formando a las juventudes, los pueblos indígenas, la niñez y los miembros de la iglesia en general para desempeñar un papel activo en estos espacios. Debemos comenzar en nuestros países y territorios, extendiendo nuestro alcance a nivel regional e internacional. Es importante familiarizarse con los acuerdos adoptados en las COPs a lo largo de los años y comprender el lenguaje de los documentos, preparándonos para incidir concretamente en estas conferencias.

Además, es fundamental contar tanto las historias positivas de resiliencia, resistencia y articulación en los territorios como las negativas, como el impacto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad que afecta a las comunidades. Nuestra pastoral debe ser inclusiva y abarcar todas estas dimensiones. Debemos trabajar una teología de la vida, que esté en contra de todos los sistemas de muerte, una teología de la vida que fermente nuestra manera de entender la fe. La teología de la creación no es un accesorio de la teología debe ser transversal a la vida de la iglesia, ya que está se ve marcada en cómo entendemos la salvación y la presencia del Espíritu de Vida en toda la creación.

Durante mi proceso de incidencia, dialogué con la ministra de Ambiente de Brasil sobre el rol de la iglesia, con un pastor metodista que es líder  de los negociadores de Corea, y con varios defensores del clima sobre temas como el «uso de la tierra». Participé en debates sobre soberanía alimentaria y en pabellones dedicados a la fe, la ciencia y el conocimiento indígena. Exploramos historias de esperanza y narrativas en contra del extractivismo, y discutimos con estudiantes universitarios sobre la importancia de la incidencia y de los profesionales en estos espacios.

En la zona azul de la COP29

En las negociaciones sobre agricultura, como parte del Caucus Indígena, participé en reuniones para la preparación de documentos para los talleres del próximo año, centrándonos en cómo integrar los conocimientos indígenas en las políticas estatales. Además, acompañé al grupo que trabaja en el Artículo 6, participando en reuniones bilaterales, entre otros esfuerzos.

Mi esperanza personal se basa en el reconocimiento de que el Creador ama a su creación y que, en el movimiento de su resurrección, está movilizando a muchas personas que, a través de sus luchas y resistencias, proponen narrativas alternativas a la destrucción de la tierra. Esta esperanza se manifiesta en acciones concretas que generan vida. Reconocer que el mal no prevalecerá (Salmo 1:6) debe impulsarnos a seguir alzando la voz y a proclamar las buenas nuevas de Jesús, quien anhela la renovación total de la creación. Esperamos con ansias la reconciliación completa en Él.

Agradezco al Consejo Mundial de Iglesias por invitarme a ser parte de su delegación, al equipo de Memoria Indígena, a la red de jóvenes de Tearfund, al Caucus Indígena de Cambio Climático, al Ministerio de Ambiente de Panamá por acreditarme, a la Red de Cuidado de la Creación, a la Red de Libertad y Justicia del movimiento de Lausana, y a la Red de Fe por la Justicia Climática en Abya Yala y el Caribe por su apoyo en oración. A mis amigas, amigos y familia, gracias por cuidar de mí y del trabajo que realizamos juntos.

Si quieres apoyar mi trabajo como misionera en el área de incidencia sobre justicia climática puedes apoyarme en este enlace.

https://www.mesaglobal.co/workers/31569

Feliz año nuevo – Feliz Yornii

Feliz año nuevo – Feliz Yornii

Tiempo de preparación
Feliz año nuevo. Feliz Yornii

Para la nación gunadule este es la temporada de: Yornii
( Enero). Mes sin lluvia (yola), de mucho calor. Sopla la brisa del norte. La gente, en los territorios gunas, está en pleno trabajo de preparación de terrenos para la siembra de maíz.
Mi deseo de preparación de este nuevo año para las y los amigos. Que sea un año lleno de resistencia.
Feliz año nuevo 2020.Feliz Yornii.
Que en estas nuevas temporadas plantemos semillas de esperanza.
Que estas semillas se hagan árboles grandes donde las aves puedan poner sus nidos.
Que los frutos de estos árboles, el maíz, el cacao, el tomate, el mango…sea abundante.
Que la cosecha que recojamos, compartamos con generosidad.
Que al cocinar el tule masi, plato paceño, ceviche, las empanadas, el arroz con pollo, enchiladas, arepas, feijoada…Recordemos al que no tiene y compartamos con liberalidad.
Que al compartir la mesa, reconozcamos a Dios entre nosotros y con profunda oración le agradezcamos por tanta generosidad.
Que al ser fortalecidos por el alimento caminemos en Abya Yala, mirando con ojos de gracia donde Dios habita.
Que podamos ser conmovidos por los sueños de las niñas; de los niños. Que riamos y juguemos a re-imaginarnos y trabajar por un mundo lleno de justicia y vida plena.
Que al ir a la cama, soñemos con una visión del presente alimentada por los pasos de las mujeres y hombres de bien, que han transitado esta ruta, para seguir caminando y construyendo el futuro con utopía.
Que no olvidemos que en lo sencillo mora el misterio de Dios. Y que en este camino seamos asombrados por las sorpresas de su amor.
Que en esta travesía de la vida, podamos ser sostenidos por Dios y la comunidad de amor en cualquier circunstancias que la vida nos presente.
Que este nuevo ciclo toquemos con nuestros sentidos y sintamos el latido de la tierra que espera con ansias la renovación de un nuevo ciclo. Esta renovación que es inspirada por Dios.

 

Si desea unirse a nuestro equipo dando al trabajo que Dios está haciendo a través de Memoria Indígena y United World Mission, haga clic en el botón Donar. Y si desea obtener más información sobre el trabajo en comunidad que hacemos a través de Memoria Indígena, puede escribir a jocabed@memoriaindigena.org

Experiencia con el pueblo Misak

Experiencia con el pueblo Misak

Orando, caminando, aprendiendo juntos.

Ser parte de, es una búsqueda continua del ser humano. Pertenecer a la familia, a una comunidad, a un lugar, a un grupo entre otros. Pero muy poco reflexionamos el significado de ser parte de la tierra. Esta relación intrínseca de ser de ella, de la tierra, de no vernos alienados, de sentirnos  pertenecientes a la comunidad cósmica. Este senti-pensarnos en relación con el cosmos es una invitación que parte del creador(a). De la Ruah( Espíritu); de su aliento.

Todos: seres humanos, animales, plantas, células, átomos, la tierra, hemos recibido de su aliento para tener vida. Por eso al reflexionar ¿De qué manera los pueblos indígenas entienden su relación con la tierra? tenemos que adentrarnos en el conocimiento de dónde surge su espiritualidad. Para el pueblo gunadule está en la profunda relación con Nana y Baba. (Mamá/Papá), con el creador(a). Y de esta relación con Nana y Baba surge la vocación de amar, cuidar, cultivar, tener una relación de inter-intra dependencia con la tierra.

Árbol de profundas raíces

El pueblo Misak, sus raíces, se relacionan con su narrativa. Narrativa que es dinámica en su encuentro con otros distintos a ellos, pero en esa tensión van construyendo quienes son, identificarse con aquello que ellos eligen o no, como parte de sí. Uno de sus relatos nos cuenta que el origen del pueblo Misak proviene de dos lagunas.

Reconocen de esta manera la esencia de quienes son, hijas e hijos de estas lagunas. Misak significa gente del agua. Sí hay un reconocimiento de que en occidente es necesario profundizar el origen y sentido de pertenencia en relación con la tierra, con el agua. Cuando pensamos de que somos parte de, debemos preguntarnos qué nos une a todos los seres vivos, incluyendo al humano. Debemos reconocer que el lugar donde habitamos y de donde surgimos nos une.

Las profundas raíces de los árboles nos permiten traer a la memoria nuestra pertenencia a… Es este llamado a recordar que somos parte de la tierra, del agua, del aire, del fuego. Somos parte de la comunidad cósmica porque así Dios lo quiso y encontrarnos como parte de ella nos libera del egoísmo, de la supremacía, del epistemicidio, de la colonización, de la muerte. El árbol que tiene profundas raíces con su origen-identitaria, es quien nos humaniza y por lo tanto nos invita a parecernos más al creador. Al escuchar la memoria de cómo contaban el origen de su pueblo las y los Misak, me he conectado con ellos, porque también tengo en mi memoria narrativas que me conectan con la tierra, el agua… Y que alimentan quienes somos y nuestra pertenencia a. Seguir profundizando en estas aguas nos recuerda la importancia de la interdependencia con los dules (seres vivos), creando en nosotros la gratuidad y el respeto por la vida. En estos días juntas y juntos estuvimos reflexionando en el salmo 1. A partir de este poema  recordamos que  si nuestras raíces son alimentadas por la savia de Dios, nuestra comunidad estará lleno de frutos, su hojas no caerán y todo lo que hagamos prosperará. Recordamos los relatos que en nuestros  pueblos nos hablan sobre los árboles y como nos ayudan estas memorias a permanecer como árboles resistentes en medio de las adversidades.

Caracol que nos enseña sobre el tiempo

Siendo una gunadule urbana, muchas veces me veo inmersa en este juego del tiempo reproducido por el sistema de producción. No tengo tiempo, es una frase común que revolotea en mi cabeza y que escucho entre mis conocidos. Y ciertamente así nos vemos enrolados por aquello que decimos falta de tiempo.

El tiempo contabilizado de manera enfermiza y usado desde el sistema de producción esclavista nos genera estrés, nos enferma y mata. Pero pensar como pueblo Misak concibe el tiempo como un caracol o una espiral en tres dimensiones. Donde el tiempo va, vuelve, pasa, vuelve, pasa y vuelve. Para los pueblos indígenas muchas veces el tiempo es explicado a través de la metáfora de caracol. Es en el centro del caracol donde empieza todo y allí vuelve todo. Invitándome a abrazar una propuesta que me libera de creer que puedo manipular el tiempo; porque es esa construcción reduccionista de cómo muchas veces concibo el tiempo, la que me lleva a interpretarla como un recurso que puedo manipular de manera consumista e individualista; existo cuando produzco algo. Porque somos también en relación a cómo percibimos el tiempo. Soy en relación a lo que hago, existo de la manera como entiendo el tiempo y el espacio. Esta vivencia es real pero también ficción porque es creada por mi.

Y es esta ambigüedad de la vida que necesito aprender del pueblo gunadule, de los Misak, de los pueblos del Abya Yala para entender el tiempo en espiral. De ellos estoy aprendiendo que hay dimensiones que son vividas de maneras paralelas al encontrarme con las memorias de las y los abuelos. El futuro está atrás pero también delante. Así es la espiral del tiempo que nos recuerda el origen, para crecer, madurar… No podemos olvidar el origen que es mi futuro también. Porque solo recordando de dónde venimos caminamos con la comunidad, quebrando el sistema de desarrollo que está generado por lo que creemos que es una vida mejor. Más bien reconocemos que en la vida estamos todos unidos por la misma espiral, así como el sobrero Misak está formado por una larga cinta que se une en espiral desde el centro. Pero, también aprendemos a valorar lo que llamamos tiempo en relación con los ciclos de la tierra, la siembra, la cosecha, las estaciones, las ceremonias, los ciclos de la luna…. Porque en la espiral todo está conectado.

 

Entre luchas, lamentos y esperanzas

En la lengua Misak, Cauca significa: “ Madre de los bosques”. De la madre reciben el alimento para vivir: papas, maíz,

habas, café, entre otros. Las luchas, lamentos y esperanzas han estado en el recorrido de la construcción dinámica de su identidad. Los y las ancianas Misak cuentan que son descendientes del Cacique Payán, quien gobernaba un extenso territorio que hoy en día equivaldría a la unión de varios municipios del centro, norte y oriente del departamento de Cauca, incluyendo la capital, Popayán.

Sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles y la posterior aparición de terratenientes locales, su espacio se vio abruptamente reducido hasta quedar agrupados en las verdes y frescas montañas del municipio de Silvia. Ellos fueron explotados y sometidos por los nuevos patrones en sus tierras ancestrales. En medio de estas realidades los Misak se organizaron para reconstruir sus memorias y recuperar el territorio de sus ancestros y ancestras. Ese proceso de lucha continúa hoy y se manifiesta con diversos rostros. Los Misak son un pueblo que siguen alzando su voz, con acciones concretas, reconociendo que la justicia dará a luz, cuando se respete el derecho total de su pueblo. La esperanza sigue de la mano de la justicia.

 

Y es allí como seres humanos, seguidores de Jesús de la vida, que debemos seguir cosiendo hilos que generen vida. Mientras estuve con mis hermanas y hermanos Misak escuche sueños, anhelos y lamentos; percibí la fuerza de sus jóvenes quienes siguen trabajando por mantener viva la llama de su identidad, misma que se sigue forjando con sus antepasados pero también con los nuevos desafíos del hoy.

Mis hermanos y hermanas Misak cristianos que participaron del encuentro de Memoria Indígena reflexionaron y levantaron muchas preguntas, alguna de ellas: ¿Cuál es nuestro papel como iglesia en medio de las luchas de nuestros territorios? ¿Cómo entretejer la identidad indígena y la fe cristiana? entre otros. En lo personal al escuchar sus preguntas y comentarios, también me han evocado otras preguntas: ¿Que nos hablan las ceremonias de los pueblos indígenas sobre Dios? ¿Cuáles son las buenas noticias de Jesús para el pueblo Misak? ¿Y de qué manera mostramos el evangelio pleno de Jesús en medio de estas luchas y lamentos? Entre muchas otras. Ser parte de es también para mí abrazar la identidad del otro desde la fraternidad, porque también voy formándome a partir de la otredad. Ser parte de puede ser intrigante, este misterio revelado en el compartir, soy quien quien soy cuando pertenezco a… Somos cuando pertenecemos a la tierra.


Motivos de Oración

Por el equipo Misak que esta organizando y trabajando un proceso de escuchar, plasmar, escribir, grabar la historia de sus ancianas y ancianos. Además de la iglesia Misak.

Como Memoria Indígena estaremos participando junto a la organización indígena fundación para la promoción de conocimiento ancestral en la COP25. La COP 25: Es la Conferencia de las Partes (COP) es el órgano de decisión supremo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (UNFCCC por sus siglas en inglés). En su vigésima quinta reunión organizada y presidida por Chile, que se llevará a cabo entre el 2 y el 13 de diciembre en Madrid, las 197 Partes que conforman el tratado -196 naciones más la Unión Europea-, buscarán avanzar hacia la implementación de los acuerdos que se han determinado en la Convención que establece obligaciones específicas de todas las partes para combatir el cambio climático.

Por este tiempo donde escribo la tesis de maestría.
Por mi tiempo de levantar fondos.
Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Getting to know the Gunadule better

I want to tell you about one of the sacred elements of my people, the Gunadule, and through this share my prayer sung to God that unites with the song of my grandparents.

Sianar o Sianala:

There is a pot considered sacred which serves as a container to burn the aromatic fire of the cacao, used in various ceremonies. To construct one of these vessels, the grandmothers choose the clay (nabsaa), and they awaken the clay with the smoke of their pipe (inna obanned). They gather it up and knead it like a thick dough until it is very flexible. In times past, the grandmothers made many different pots for carrying coals. Their forms and names differed depending on the kind of clay used and the kind of paint with which they were decorated. When the grandmothers finished giving the pot its shape, they left it out to dry for several days, and finally they fired it so that it would stay a solid and strong pot (oged). They fired the pots in the middle of the night so that no profane eye (ise daglege) would come near. This explanation comes from the book “The Legacy of the Grandparents” by Atilio Martinez.

For the Gunadule nation cacao (siagwa) is part of life itself, part of our spirituality. It is present in the different stages of our life (birth, puberty ceremony, and death). In fact when I was born in the time of Bardud (We say Bardudni which means “The Month of the Medicinal Plant” which roughly corresponds to the month of December in the Gregorian calendar) my great-grandfather, who was a man that loved God and his people deeply and was recognized as one of the wisest and most outstanding leaders of the Gunadule nation, decided to plant a cacao tree so that I would always remember the importance of caring for the earth and remember where we come from, that we are connected to the earth. So every year when my birthday comes I remember this special tie that God had given me with the land and especially with a certain cacao tree.

The aroma of the cacao is used in blessing and purification ceremonies. The wise ones among the Gunadule say that the cacao’s shape is very similar to the human brain. And from there they continue telling the story of the strong relationship that we human beings have with the cosmos and with BabaNana (Great Father-Great Mother). In our ceremonies we place the cacao in the Sianar where the smoke rises up and the aroma fills the ceremony house and we sing to God. The sky and the earth hear our song as we invoke the name of God. Many millenarian peoples such as the Maya cultivated cacao over 2500 years ago. In fact, to find the meaning of the word cacao we have to search the Mayan language: cac means red (referring to the color of the shell of the fruit) and cau expresses the ideas of strength and fire. The the Gunadule it connects us with the Creator and the earth.

A Prayer:
The songs of my grandfathers and grandmothers tell us about the way to God. We are people who travel through Nabgwana (the heart of the earth) full of dreams, celebrations and laments. Our prayer, sung, rises to the Creator. We connect with BabaNana (Great Father-Great Mother), we need his/her light on this path. “The Creator made the beautiful trees to germinate, God made the huge mountains and made the rivers run with gold. God made the waves of the sea, and the great waters divided the land” (extract from a Gunadule narrative about the creation of the earth). We live because we know to sing and because we recognize the Great Creator in the narrative of our life. Today I unite myself to the song of my grandparents and I lift up my song so that God will permit us to continue finding his/her face on this path. May God’s light, the light of Jesus, shine on us. When the aroma of the cacao smoke rises up my prayer is that my Gunadule people will sing new songs, that they will write new stories of hope, justice and love for our people in Guna Yala and Abya Yala (America).

Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Sianar o Sianala – Conociendo el pueblo gunadule

Conociendo  al pueblo gunadule
Sianar o Sianala

Quisiera contarles acerca de uno de los  elementos sagrados de mi pueblo gunadule y a través de ella relatarles mi oración  cantada a Dios que se une al canto de mis abuelas y abuelos.

Sianar o Sianala:

Es sahumerio o brasero, una vasija  donde se quema el cacao, utilizado en diversas ceremonias,  es una vasija considerada sagrada. Para fabricar un brasero o sahumerio, las abuelas seleccionan la arcilla(nabsaa), y a la arcilla la despiertan con el humo de su pipa (inna obanned), la recogen la amasan como pasta pesada hasta que esté muy flexible. Antes, las abuelas elaboran diferentes braseros, tanto sus formas como sus nombres dependían de los tipos de arcillas que utilizaban de tinturas con que los pintaban. Las abuelas, cuando tenían ya las formas acabadas de braseros, los dejaban secar para varios días, y al final los quemaban para obtener la forma sólida de las vasijas(oged). La quema se realizaba muy de noche, para que no se acercara ningún ojo profano( ise daglege).  (Extracto del libro el legado de los abuelos de Atilio Martinez)

Para la nación Gunadule el cacao( siagwa) es parte de la vida misma, es parte de nuestra espiritualidad.  Está presente en las distintas etapas de nuestras vidas( nacimiento, en la pubertad y hasta cuando morimos). De hecho cuando nací mi bisabuelo, quien por cierto era un hombre que amaba profundamente a Dios y al pueblo Gunadule fue reconocido como uno de los líderes más sabios y prominentes en la nación Gunadule. El cuando nací( en el tiempo del Bardud( planta medicinal) a la cual nos referimos como Bardudni es decir el mes de la planta medicinal, en el calendario gregoriano, un 3 de diciembre, mi bisabuelo decidió sembrar un árbol de cacao para que siempre recordará la importancia de cuidar la tierra y de recordar de dónde venimos, lo conectado que estamos con la tierra. Así que cada vez que cumplo año traigo a la memoria este lazo especial que Dios me permite tener  con la tierra y en especial con un árbol de cacao.

El aroma del cacao es utilizado en ceremonias de bendición y purificación. Los sabios gunadule cuando observan el cacao dicen que su forma es muy parecido a la del cerebro. Y de esta manera continúan relatando la  fuerte relación que como seres humanos tenemos con el cosmos y con BabaNana(Gran Padre/la Gran Madre). En nuestras ceremonias colocamos el cacao en el Sianar, mientras se eleva el humo y el aroma llena la casa de ceremonia, le cantamos a Dios. El canto que escucha el cielo y la tierra y donde es invocado el nombre de Dios. Los pueblos milenarios como por ejemplo los mayas cultivaban el cacao hace más de 2500 años. De hecho para encontrar el significado de la palabra cacao hemos de recurrir a la lengua maya: – cac que en lengua maya quiere decir rojo (en referencia al color de la cáscara del fruto) – cau que expresa las ideas de fuerza y fuego. Para los gunadules nos conecta con el creador, con la tierra.


Oración:

Los cantos de mis abuelos y abuelos nos relatan el camino hacia a Dios. Somos seres que viajamos por Nabgwana(corazón de la tierra) lleno de sueños, celebraciones y lamentos. Nuestra oración cantada se elevan al creador, nos conectamos con BabaNana(Gran Padre-La Gran Madre), necesitamos su luz en este caminar. ¨ El creador hizo germinar los hermosos árboles, Dios creó las grandes montañas e hizo correr los ríos de oros, las olas del mar, las grandes aguas dividieron la tierra¨( extracto de una narrativa del pueblo gunadule sobre la creación de la tierra). Vivimos porque sabemos cantar y porque reconocemos al Gran creador en la narrativa de nuestra vida. Hoy me uno al canto de mis abuelos y abuelas y elevo mi canto para que  Dios que nos permitan seguir reconociendo su rostro en ese caminar. Que su luz, la luz de Jesús nos alumbre. Cuando el aroma y el humo del cacao se elevan mi clamor es que mi pueblo gunadule le cante nuevos cantos que escriban nuevos relatos de esperanza, de justicia y amor para nuestro la nación gunadule, Guna Yala en Abya Yala( América).

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