En el silencio de la noche, mientras meditaba en tus memorias, le pregunté a la Hidabuan (La Divinidad) qué me podía decir sobre ti, oh hermano Yámana*. El misterio fue interrumpido por el eco de tu voz. Escuché el sonido del viento tras las piedras, que me decía:

«¡Yámana fuerte, valiente, cuidador de la Tierra! Cuando oscurecía, juntos danzábamos bajo las Ahpérnih (las estrellas), alrededor del fuego Pusáki. Allí su espíritu se fortalecía en medio de mi regazo. Mientras pasaba la noche, nuestras abuelas y abuelos entonaban un canto que jamás había escuchado. Era la melodía de quienes viven la vida en libertad. Sus voces, su lengua, su sentir y pensamiento creaban una polifonía única: ¡el canto de los Yámanas!

¿Dónde está tu memoria? ¿A dónde iremos a escuchar tus cantos? Busco por todos lados y no te encuentro. En la memoria de nuestros pueblos no estás muy presente. Oh hermana Yámana, kíppa (mujer), ¿dónde está tu vientre?, ¿dónde tu sangre? En nuestra querida Abya Yala.

Me acuerdo cuando oía tu voz, cuando te acercabas a tus hijitas diciendo: “No mates al pajarito”, “escucha al anciano cuando habla”, “no debes robar las cosas de los demás”. Me acuerdo cuando le hablabas a tu hijito: “Se un hombre trabajador”, “no te burles del pobre”, “ayuda a los demás”, “presta atención a la anciana que te aconseja”.

Les pregunto a ustedes, seres en la tierra: ¿Dónde está su hermano Yámana?, ¿dónde está?

En mis memorias estás muy presente, tus huellas están en la tierra, te veo en el agua, en el fuego, en el aire. Te veo en mis lágrimas, en mi dolor allí estás. Déjame imaginarte allí, cuando navegabas en tus canoas, pueblo nómade que conocía bien las entrañas de la tierra del fuego. Generosas tus manos, al compartir los alimentos, al pescar, al cazar, porque vivías en comunidad. Tu danza reflejaba la vida cuando estremecías tus pies con la tierra. ¡Cuánto extrañamos tus pisadas en esta tierra!

Encuentro el consuelo al verte en las profundidades de las entrañas de la madre tierra, allí tus recuerdos están muy presentes. Nadie podrá borrarte, Yámana, de nuestra memoria, porque sigues entretejido en nuestra historia, escondido en el vientre, el vientre que te vio nacer».

* Yámana o Yaganes:  https://www.youtube.com/watch?v=q9XEis5mDJg

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