Trabajo realizado por Giah Brown Solano, estudiante de primer grado.
Movimiento
Movimiento de Jesús,
Juan el Bautista salta de alegría
al recibir el saludo de María.
Movimiento en el vientre,
en el camino de Nazaret a Belén;
movimiento en el burro, en el sendero,
buscando una casa, comida, una posada.
Movimiento en el vientre,
en las manos,
en los rostros desesperados.
¿Adónde pasaremos la noche?
Movimiento en el establo,
los animales se mueven;
movimiento en el vientre,
el cuerpo se estremece.
María puja,
José la sostiene;
los animales se agitan,
Jesús se mueve.
En la vulnerabilidad del niño Jesús
Encontramos el espejo de las memorias
de las niñas y niños de Palestina,
de los niños y niñas migrantes,
y de todas las infancias que sienten
el peso de la guerra y el dolor
anhelando movimientos de Paz y Justicia.
Movimiento en el vientre,
Jesús se mueve;
el establo entero se estremece.
El llanto de Jesús conmueve el espacio,
movimiento de la vida,
movimiento de esperanza.
Es el movimiento de Jesús.
Mola realizada por las mujeres Gunadules para navidad.
No hay justicia climática sin justicia para toda la creación, incluyendo a los seres humanos.
Cada año, miles de personas de todo el mundo se movilizan hacia la Conferencia de las Partes (COP) sobre el cambio climático. La COP29 es una reunión anual de los países que han ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), donde se toman decisiones cruciales para combatir el cambio climático, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a las consecuencias del calentamiento global.
Como parte de la delegación de Panamá y del Consejo Mundial de Iglesias, mi participación en la COP29 se convirtió en un espacio para abogar desde mi fe, no solo como hija de la nación Gunadule y ciudadana panameña, sino también como ciudadana del mundo. La fe en Jesús me impulsa a defender los derechos de los pueblos indígenas, a involucrarme en el gobierno local y a actuar a nivel internacional. Para mí, una fe que se manifiesta en solidaridad con las poblaciones vulnerables es una fe que se traduce en acciones concretas en la vida cotidiana, conectando con las realidades de opresión que enfrentamos en el mundo. Anunciar las buenas nuevas y denunciar las injusticias es el llamado que Jesús nos hace. Seguir a Jesús, el profeta de la compasión, implica conocer y discernir los signos de los tiempos para involucrarnos y ser parte de la acción de la Ruah en el mundo.
En medio del desencanto por la falta de compromiso de los mal llamado «países ricos» desde una perspectiva capitalista, la visión Gunadule ofrece una alternativa enriquecedora: se es verdaderamente rico cuando se sabe relacionarse con la tierra, cultivarla y aprender de ella, lo cual implica respeto y reciprocidad. Asimismo, las narrativas bíblicas nos recuerdan el llamado a vivir el Shalom, a experimentar el jubileo que refleja una relación de armonía con la tierra. Este enfoque de los estados, fundamentado en el capitalismo y neoliberalismo, pone de manifiesto la deuda histórica que los países desarrollados tienen con los denominados países menos desarrollados, que han sido perjudicados por el extractivismo a la tierra.
En la COP29 se estableció un nuevo objetivo global de financiamiento climático, elevando la meta a 300 mil millones de dólares anuales para 2035, provenientes de fuentes públicas y privadas. Este objetivo reemplaza la meta anterior de 100 mil millones, buscando movilizar mayores recursos para ayudar a los países en desarrollo. Sin embargo, muchos críticos consideran que estos acuerdos no son lo suficientemente ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1.5°C, según lo establece el Acuerdo de París, y que las propuestas son insuficientes dada la urgencia de la crisis climática.
La presidencia de la COP29 logró avanzar en los artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París, promoviendo el comercio de carbono entre países y la creación de un mercado global regulado. Es crucial que las comunidades más vulnerables, como los pueblos indígenas, participen en un diálogo abierto sobre las implicaciones de estas regulaciones en sus territorios.
Los aspectos críticos del Artículo 6 desde la perspectiva indígena incluyen la pérdida de tierras, el desplazamiento forzado, la violación de derechos consuetudinarios, la falta de participación efectiva y los beneficios desiguales de los mercados de carbono. Estos mercados pueden socavar los esfuerzos nacionales de reducción de emisiones y carecer de transparencia y salvaguardas adecuadas.
Al reflexionar sobre el Artículo 6.4, Olga Gassan-Zade, ex presidenta del organismo supervisor, señaló que solo el tiempo dirá si este mecanismo mitigará los efectos a gran escala o si se convertirá en un lujo que favorece agendas particulares. Creo que debemos educar a las comunidades de fe, pueblos indígenas y comunidades vulnerables sobre estos acuerdos y su impacto. Nuestra misión como seguidores de Jesús es trabajar por la paz y la justicia, denunciando el ¨neocolonialismo verde, azul¨ que amenaza la vida.
Un diálogo transparente e intercultural entre gobiernos, empresas, sociedad civil y pueblos indígenas es esencial para abordar las críticas acerca de los mercados de carbono, ya que pueden convertirse en una gran amenaza si los estados no se comprometen genuinamente en la lucha contra el cambio climático, funcionando en cambio como una fachada que perpetúa la extracción de las bondades de la tierra. Por ello, es crucial asegurar y proteger los derechos de los pueblos indígenas. Además, el sistema capitalista, que ha contribuido significativamente al cambio climático, debe transformarse para ofrecer soluciones verdaderas y sostenibles, en lugar de aquellas que han llevado al colapso del planeta. Desde la fe en Jesús y el conocimiento de las comunidades indígenas, proponemos la implementación de sistemas resilientes y solidarios que han demostrado poder coexistir con la tierra de manera respetuosa y en armonía con la tierra.
Papel de las Comunidades de Fe en la Cumbre del Cambio Climático: COP, la Conferencia de las Partes.
Es vital que nuestras prácticas eclesiásticas, teológicas y misioneras reflejen estas alternativas de vida. Debemos amar la creación como aprendemos de la Biblia. Durante la entrevista que sostuve con la ministra Marina Silva, ella destacó que nuestro credo como cristianos debe estar impregnado de un profundo compromiso de amor y respeto hacia la creación.
Es esencial continuar formando a las juventudes, los pueblos indígenas, la niñez y los miembros de la iglesia en general para desempeñar un papel activo en estos espacios. Debemos comenzar en nuestros países y territorios, extendiendo nuestro alcance a nivel regional e internacional. Es importante familiarizarse con los acuerdos adoptados en las COPs a lo largo de los años y comprender el lenguaje de los documentos, preparándonos para incidir concretamente en estas conferencias.
Además, es fundamental contar tanto las historias positivas de resiliencia, resistencia y articulación en los territorios como las negativas, como el impacto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad que afecta a las comunidades. Nuestra pastoral debe ser inclusiva y abarcar todas estas dimensiones. Debemos trabajar una teología de la vida, que esté en contra de todos los sistemas de muerte, una teología de la vida que fermente nuestra manera de entender la fe. La teología de la creación no es un accesorio de la teología debe ser transversal a la vida de la iglesia, ya que está se ve marcada en cómo entendemos la salvación y la presencia del Espíritu de Vida en toda la creación.
Durante mi proceso de incidencia, dialogué con la ministra de Ambiente de Brasil sobre el rol de la iglesia, con un pastor metodista que es líder de los negociadores de Corea, y con varios defensores del clima sobre temas como el «uso de la tierra». Participé en debates sobre soberanía alimentaria y en pabellones dedicados a la fe, la ciencia y el conocimiento indígena. Exploramos historias de esperanza y narrativas en contra del extractivismo, y discutimos con estudiantes universitarios sobre la importancia de la incidencia y de los profesionales en estos espacios.
En las negociaciones sobre agricultura, como parte del Caucus Indígena, participé en reuniones para la preparación de documentos para los talleres del próximo año, centrándonos en cómo integrar los conocimientos indígenas en las políticas estatales. Además, acompañé al grupo que trabaja en el Artículo 6, participando en reuniones bilaterales, entre otros esfuerzos.
Mi esperanza personal se basa en el reconocimiento de que el Creador ama a su creación y que, en el movimiento de su resurrección, está movilizando a muchas personas que, a través de sus luchas y resistencias, proponen narrativas alternativas a la destrucción de la tierra. Esta esperanza se manifiesta en acciones concretas que generan vida. Reconocer que el mal no prevalecerá (Salmo 1:6) debe impulsarnos a seguir alzando la voz y a proclamar las buenas nuevas de Jesús, quien anhela la renovación total de la creación. Esperamos con ansias la reconciliación completa en Él.
Agradezco al Consejo Mundial de Iglesias por invitarme a ser parte de su delegación, al equipo de Memoria Indígena, a la red de jóvenes de Tearfund, al Caucus Indígena de Cambio Climático, al Ministerio de Ambiente de Panamá por acreditarme, a la Red de Cuidado de la Creación, a la Red de Libertad y Justicia del movimiento de Lausana, y a la Red de Fe por la Justicia Climática en Abya Yala y el Caribe por su apoyo en oración. A mis amigas, amigos y familia, gracias por cuidar de mí y del trabajo que realizamos juntos.
Si quieres apoyar mi trabajo como misionera en el área de incidencia sobre justicia climática puedes apoyarme en este enlace.
Parecen fantasmas, pasan a nuestros lados, puedes sentir sus pisadas, hueles su aliento, ves sus huellas, la selva escucha sus gritos. Pero son invisibles. No los vemos o no los queremos ver.
Seiko, un joven del Congo, se preguntaba ¿Dónde están nuestros hermanos? ¿Dónde están nuestras hermanas? Nadie nos escucha, nadie nos ve. Somos los invisibles.
Por más de 500 años Panamá ha sido zona de tránsito. Tránsito de oro, de humanos, de poder, de ambición, de esperanzas. Conquistadores, piratas, corsarios, pueblos indígenas quienes han estado convergiendo con sueños, anhelos, pasiones algunos con propósitos loables y otros con deseos enfermizos de ambición y poder para destruir.
Si tan solo pudiéramos tener la capacidad de escuchar la voz de la selva de Darién; escucharíamos historias de tragedia, de amor, de supervivencia… La jungla te contaría memorias peligrosas que la selva quisiera que nunca se hubieran vivido en este misterioso y enigmático lugar. Pero aunque nos parezca lejana esta historia, esta realidad se vive hoy en el Darién, parece un deja vu. Hoy con otros rostros, con otras voces, pero sigue siendo la historia de los invisibles.
Miles de humanos caminan, suben valles, nadan los ríos y mares. Y mientras lees esta historia ellos siguen transitando en el Darién; sus cuerpos casi moribundos, sus lágrimas se pierden con la fuerte lluvia, su voz se ahoga con el rugir del puma, sus rostros son cubiertos por lo frondoso de la selva, el rugir de su estómago se desvanece con las voces de los animales salvajes; con un solo deseo, el deseo de una vida plena para ellos, para sus hijos e hijas.
El tapón de Darién, espesa y peligrosa zona selvática de 266 kilómetros compartida por Panamá y Colombia, ruta de migrantes, narcotraficantes, madereros ilegales y de poblaciones indígenas. Allí, se entrecruzan los rastros de los pies de migrantes que vienen de distintas regiones de América, África y Asia; luchando con un solo objetivo llegar Estados Unidos. Pero en esta travesía angustiaste se encuentran burlados y engañados por personas que le cobran diciéndoles que les pueden guiar por el tapón de Darién y los dejan tirados a su suerte por Cabo Tiburón. Rostros de niños, jóvenes, ancianos, mujeres, de hombres, huyendo de la guerra, del hambre, niños que quieren reunirse con sus padres porque emigraron de Sur América a Estados Unidos. Mientras caminan en la inhóspita selva, piensan ya falta poco para libertad y eso le da fuerzas para continuar.
Pero cuanda pasan por el río Turquesa hacen silencio, en reverencia a los cientos de personas que han muerto.
Pregúntale al río, él ha sido protagonista y testigo mudo de este fatídico último momento: la muerte.[1] Darién, Darién por ti han pasado miles de migrantes, pero para muchos parecen 0. Llamemos a juicio al año 2015, 2016, 2017,2018, 2019. ¿ Cuántos han sido? ¿ Cuántos? Y aunque se escucha un rumor que son 81 mil, la realidad es que son muchos más los invisibles que pasan por el Darién.
En estos días, mientras lloraba amargamente por esta tragedia, escuche la voz de una niña, estaba con su papá y sus dos hermanitas; la doctora llegó, intentó salvarle la vida al papá. Una hora dándole RCP, el papá no sobrevivió. Y en medio del silencio, todos mirando a los niños, uno de 13, otro de 10 y el menor de 3. Las niñas de 13 y 10 gritaban en Francés Jesús, Jesús.[2]Y mientras ,por primera vez, ví a los invisibles. Me quedé pasmada, el grito de estas niñas era desgarradora. Y yo me pregunté ¿ Dónde está Jesús? ¿ Dónde está? Cuando una vez más en el grito de las niñas me pude ver reflejada. Jesús está, pero su iglesia ¿donde está?. Los invisibles son visibles para Jesús, ¿pero para ti? ¿Para mí? quizás siguen siendo invisibles.
Movimiento Movimiento de Jesús, Juan el Bautista salta de alegría al recibir el saludo de María. Movimiento en el vientre, en el camino de Nazaret a Belén; movimiento en el burro, en el sendero, buscando una casa, comida, una posada. Movimiento en el vientre, en las manos, en los rostros desesperados. ¿Adónde pasaremos […]
“Caminar con otrxs en la travesía de la vida es reconocer la fuerza de crear tejidos en comunidad”. Les invito a que me acompañen en esta ruta, este espacio ha sido creado para tejer con otros.