Trabajo realizado por Giah Brown Solano, estudiante de primer grado.
Movimiento
Movimiento de Jesús,
Juan el Bautista salta de alegría
al recibir el saludo de María.
Movimiento en el vientre,
en el camino de Nazaret a Belén;
movimiento en el burro, en el sendero,
buscando una casa, comida, una posada.
Movimiento en el vientre,
en las manos,
en los rostros desesperados.
¿Adónde pasaremos la noche?
Movimiento en el establo,
los animales se mueven;
movimiento en el vientre,
el cuerpo se estremece.
María puja,
José la sostiene;
los animales se agitan,
Jesús se mueve.
En la vulnerabilidad del niño Jesús
Encontramos el espejo de las memorias
de las niñas y niños de Palestina,
de los niños y niñas migrantes,
y de todas las infancias que sienten
el peso de la guerra y el dolor
anhelando movimientos de Paz y Justicia.
Movimiento en el vientre,
Jesús se mueve;
el establo entero se estremece.
El llanto de Jesús conmueve el espacio,
movimiento de la vida,
movimiento de esperanza.
Es el movimiento de Jesús.
Mola realizada por las mujeres Gunadules para navidad.
No hay justicia climática sin justicia para toda la creación, incluyendo a los seres humanos.
Cada año, miles de personas de todo el mundo se movilizan hacia la Conferencia de las Partes (COP) sobre el cambio climático. La COP29 es una reunión anual de los países que han ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), donde se toman decisiones cruciales para combatir el cambio climático, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a las consecuencias del calentamiento global.
Como parte de la delegación de Panamá y del Consejo Mundial de Iglesias, mi participación en la COP29 se convirtió en un espacio para abogar desde mi fe, no solo como hija de la nación Gunadule y ciudadana panameña, sino también como ciudadana del mundo. La fe en Jesús me impulsa a defender los derechos de los pueblos indígenas, a involucrarme en el gobierno local y a actuar a nivel internacional. Para mí, una fe que se manifiesta en solidaridad con las poblaciones vulnerables es una fe que se traduce en acciones concretas en la vida cotidiana, conectando con las realidades de opresión que enfrentamos en el mundo. Anunciar las buenas nuevas y denunciar las injusticias es el llamado que Jesús nos hace. Seguir a Jesús, el profeta de la compasión, implica conocer y discernir los signos de los tiempos para involucrarnos y ser parte de la acción de la Ruah en el mundo.
En medio del desencanto por la falta de compromiso de los mal llamado «países ricos» desde una perspectiva capitalista, la visión Gunadule ofrece una alternativa enriquecedora: se es verdaderamente rico cuando se sabe relacionarse con la tierra, cultivarla y aprender de ella, lo cual implica respeto y reciprocidad. Asimismo, las narrativas bíblicas nos recuerdan el llamado a vivir el Shalom, a experimentar el jubileo que refleja una relación de armonía con la tierra. Este enfoque de los estados, fundamentado en el capitalismo y neoliberalismo, pone de manifiesto la deuda histórica que los países desarrollados tienen con los denominados países menos desarrollados, que han sido perjudicados por el extractivismo a la tierra.
En la COP29 se estableció un nuevo objetivo global de financiamiento climático, elevando la meta a 300 mil millones de dólares anuales para 2035, provenientes de fuentes públicas y privadas. Este objetivo reemplaza la meta anterior de 100 mil millones, buscando movilizar mayores recursos para ayudar a los países en desarrollo. Sin embargo, muchos críticos consideran que estos acuerdos no son lo suficientemente ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1.5°C, según lo establece el Acuerdo de París, y que las propuestas son insuficientes dada la urgencia de la crisis climática.
La presidencia de la COP29 logró avanzar en los artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París, promoviendo el comercio de carbono entre países y la creación de un mercado global regulado. Es crucial que las comunidades más vulnerables, como los pueblos indígenas, participen en un diálogo abierto sobre las implicaciones de estas regulaciones en sus territorios.
Los aspectos críticos del Artículo 6 desde la perspectiva indígena incluyen la pérdida de tierras, el desplazamiento forzado, la violación de derechos consuetudinarios, la falta de participación efectiva y los beneficios desiguales de los mercados de carbono. Estos mercados pueden socavar los esfuerzos nacionales de reducción de emisiones y carecer de transparencia y salvaguardas adecuadas.
Al reflexionar sobre el Artículo 6.4, Olga Gassan-Zade, ex presidenta del organismo supervisor, señaló que solo el tiempo dirá si este mecanismo mitigará los efectos a gran escala o si se convertirá en un lujo que favorece agendas particulares. Creo que debemos educar a las comunidades de fe, pueblos indígenas y comunidades vulnerables sobre estos acuerdos y su impacto. Nuestra misión como seguidores de Jesús es trabajar por la paz y la justicia, denunciando el ¨neocolonialismo verde, azul¨ que amenaza la vida.
Un diálogo transparente e intercultural entre gobiernos, empresas, sociedad civil y pueblos indígenas es esencial para abordar las críticas acerca de los mercados de carbono, ya que pueden convertirse en una gran amenaza si los estados no se comprometen genuinamente en la lucha contra el cambio climático, funcionando en cambio como una fachada que perpetúa la extracción de las bondades de la tierra. Por ello, es crucial asegurar y proteger los derechos de los pueblos indígenas. Además, el sistema capitalista, que ha contribuido significativamente al cambio climático, debe transformarse para ofrecer soluciones verdaderas y sostenibles, en lugar de aquellas que han llevado al colapso del planeta. Desde la fe en Jesús y el conocimiento de las comunidades indígenas, proponemos la implementación de sistemas resilientes y solidarios que han demostrado poder coexistir con la tierra de manera respetuosa y en armonía con la tierra.
Papel de las Comunidades de Fe en la Cumbre del Cambio Climático: COP, la Conferencia de las Partes.
Es vital que nuestras prácticas eclesiásticas, teológicas y misioneras reflejen estas alternativas de vida. Debemos amar la creación como aprendemos de la Biblia. Durante la entrevista que sostuve con la ministra Marina Silva, ella destacó que nuestro credo como cristianos debe estar impregnado de un profundo compromiso de amor y respeto hacia la creación.
Es esencial continuar formando a las juventudes, los pueblos indígenas, la niñez y los miembros de la iglesia en general para desempeñar un papel activo en estos espacios. Debemos comenzar en nuestros países y territorios, extendiendo nuestro alcance a nivel regional e internacional. Es importante familiarizarse con los acuerdos adoptados en las COPs a lo largo de los años y comprender el lenguaje de los documentos, preparándonos para incidir concretamente en estas conferencias.
Además, es fundamental contar tanto las historias positivas de resiliencia, resistencia y articulación en los territorios como las negativas, como el impacto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad que afecta a las comunidades. Nuestra pastoral debe ser inclusiva y abarcar todas estas dimensiones. Debemos trabajar una teología de la vida, que esté en contra de todos los sistemas de muerte, una teología de la vida que fermente nuestra manera de entender la fe. La teología de la creación no es un accesorio de la teología debe ser transversal a la vida de la iglesia, ya que está se ve marcada en cómo entendemos la salvación y la presencia del Espíritu de Vida en toda la creación.
Durante mi proceso de incidencia, dialogué con la ministra de Ambiente de Brasil sobre el rol de la iglesia, con un pastor metodista que es líder de los negociadores de Corea, y con varios defensores del clima sobre temas como el «uso de la tierra». Participé en debates sobre soberanía alimentaria y en pabellones dedicados a la fe, la ciencia y el conocimiento indígena. Exploramos historias de esperanza y narrativas en contra del extractivismo, y discutimos con estudiantes universitarios sobre la importancia de la incidencia y de los profesionales en estos espacios.
En las negociaciones sobre agricultura, como parte del Caucus Indígena, participé en reuniones para la preparación de documentos para los talleres del próximo año, centrándonos en cómo integrar los conocimientos indígenas en las políticas estatales. Además, acompañé al grupo que trabaja en el Artículo 6, participando en reuniones bilaterales, entre otros esfuerzos.
Mi esperanza personal se basa en el reconocimiento de que el Creador ama a su creación y que, en el movimiento de su resurrección, está movilizando a muchas personas que, a través de sus luchas y resistencias, proponen narrativas alternativas a la destrucción de la tierra. Esta esperanza se manifiesta en acciones concretas que generan vida. Reconocer que el mal no prevalecerá (Salmo 1:6) debe impulsarnos a seguir alzando la voz y a proclamar las buenas nuevas de Jesús, quien anhela la renovación total de la creación. Esperamos con ansias la reconciliación completa en Él.
Agradezco al Consejo Mundial de Iglesias por invitarme a ser parte de su delegación, al equipo de Memoria Indígena, a la red de jóvenes de Tearfund, al Caucus Indígena de Cambio Climático, al Ministerio de Ambiente de Panamá por acreditarme, a la Red de Cuidado de la Creación, a la Red de Libertad y Justicia del movimiento de Lausana, y a la Red de Fe por la Justicia Climática en Abya Yala y el Caribe por su apoyo en oración. A mis amigas, amigos y familia, gracias por cuidar de mí y del trabajo que realizamos juntos.
Si quieres apoyar mi trabajo como misionera en el área de incidencia sobre justicia climática puedes apoyarme en este enlace.
Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete.
–Éxodo 15:20-21
“La abuela cantaba en la hamaca a su hijita, cantaremos para no morir»
Cada 25 de febrero el pueblo gunadule conmemora la revolución gunadule de 1925. Cuando el gobierno colonial panameño, en miras del llamado “desarrollo,” decidió seguir una política opresora en contra de aquellos que según ellos no permitían tal “desarrollo” decidió que como indígenas los gunadule que eran salvajes y tenían que “civilizarlos.” Los policías obligaban a las mujeres a despojarse de las prendas que utilizaban en los brazos y piernas, los winis, las forjaban a quitarse el olasu (argolla de oro) de la nariz, se las obligó violentamente vestirse con el traje que traían los policías. Nuestras hermanas gemían por el maltrato de los policías. Se nos prohibía hablar nuestra lengua, practicar las ceremonias, incendiaron nuestras casas, profanaron las tumbas y tomaron las pecheras de oro de los cuerpos de las hermanas y mataron con sus armas a nuestros hermanos. Todas las comunidades sufrían este hecho violento hacia nuestro pueblo. Entonces nuestro pueblo decidió levantarse para luchar contra el sistema y los policías, recordaron los cantos ancestrales y la lucha de nuestras ancestras y ancestros quienes en época de la conquista también lucharon y resistieron a la conquista. Recordaban a Ibeler y sus hermanos (líderes gunadule contados en los cantos orales). Oraban a Nana y Baba (Mamá y Papá) nombre que nuestro pueblo le da Dios. Y su oración era constante, clamando a Dios. Se reunieron y crearon las estrategias. Las abuelas se prepararon también para vendar las heridas, y ayudar en los preparativos. En el mes de febrero en Panamá se celebra generalmente los carnavales, así que los policías al celebrar esta fiesta imponían sus músicas, bailes y tomaban mucho licor. La comunidad en su estrategia dejó que los policías lo celebraran. Y cuando estaban festejando, los atacaron. Estas memorias están atravesadas por la participación de las personas que vivían en las comunidades. Quiero compartir un relato escrito en honor a una niña que contribuyó con la bandera, símbolo de resistencia de la lucha de la revolución de 1925.
Revolución Dule: Tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer
Nunca olvidaremos este sonido. El sonido del morbeb (caracol) de un 25 de febrero de 1925. Rostros pintados con nisar (achiote), en señal de lucha. Los urigan (guerreros gunadule), estaban listos para defender nuestra identidad. ¿Cómo olvidar aquel día de febrero de 1925, cuando nuestras abuelas y abuelos resistieron a las amenazas del gobierno colonial de arrebatarnos lo que por siglos habíamos cuidado: nuestra dignidad?
En un lugar oscuro en una comunidad gunadule, se escucha la voz de un policía: “No hablen en su lengua, no se vistan con mola (arte y blusa que usa la mujer gunadule), no practiquen sus ceremonias. ¡Es hora de que el salvaje sea civilizado!” Pero justo a esa misma hora se escuchan otras voces que decían: “Es tiempo de recordar nuestros relatos, los de aquellos guerreros que desde la época de la conquista han luchado por conservar nuestra identidad.”
Y mientras los hombres se preparaban para la batalla en una choza gunadule, una niña de once años confeccionaba la bandera de la revolución dule. ¿Quién se imaginaría que el arte de esta niña, sería el símbolo emblemático de la lucha de la nación gunadule? Mientras las mujeres y los hombres gritaban: “¡Que viva la revolución dule de 1925! ¡Waga Ebingili!”, María Colman gritaba en su mente y corazón a través de su arte “¡Que viva ese día, el día que jamás olvidaremos!” Aquella niña se unió al canto de nuestras abuelas y abuelos, para recordarnos que nuestra Revolución Dule también tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer.
Me imagino a María la profetisa y a todas las mujeres con este mismo sentimiento de aquella niña, de las mujeres gunadules quienes al ver como Dios los liberó de la explotación, violencia, la conquista, colonialidades del imperio. Sus cuerpos manifiestan la danza de la liberación, el canto de la libertad. Ella cantó, la pandereta sonó y retumbó como voz de Dios en el corazón de la comunidad que vio las memorias y proezas de su libertador. Cuerpos liberados danzaron, las mujeres danzaron, los sentidos expresando el movimiento de la Ruah en ellas. Es ese soplo de La Espíritu que se mueve que nos emancipa de aquello que quiere esclavizarnos. Y cuando el cuerpo se mueve y toca el piso, junto con la Tierra estremece la alabanza al Dios de la libertad. No se dice mucho de ellas, pero aún el silenciamiento en los relatos de la participación de la mujer, no pudieron ahogar este símbolo de la libertad.
Un espacio muy importante que ocuparon las mujeres en ese periodo previo a la configuración de la teocracia judía fue el espacio religioso. Las fuentes epigráficas y arqueológicas sustentan las funciones de las mujeres en estas áreas. María canta, su himno precedido al de Moisés, quizás todo el himno fue cantado por mujeres.
Del silencio de los relatos bíblicos muchas veces se hacen en relación con la participación de la mujer en aspectos de liderazgo. Pero todo canto que sale del corazón que ora a Dios no será silenciado jamás, aún los anónimas porque el creador, la creadora, lo devolverá como resistencia y fuerza para las nuevas generaciones de mujeres quienes recordamos las memorias de nuestras ancestras. Unidas al círculo del tejido de la sororidad.
Los ritos, las ceremonias, las danzas en las culturas indígenas son símbolos que muestra el corazón del pluriverso de un pueblo, mantienen la identidad de los pueblos sin ellos, no hay preservación de la vida de una nación, no hay preservación de la vida. Cantamos con María, cantemos con las hermanas gunadule, con las mujeres indígenas:
Somos hijas de la nación gunadule Somos hijas de Abya Yala, Tierra salvada Amada por Nana y Baba Tierra madura, Tierra de sangre En nuestras venas llevamos la resistencia, la danza, el canto de nuestras abuelas
Nana y Baba nos dieron vida Cantamos desde que nacemos Las abuelas nos cantan y su canto se une con la de la Gran Madre
Al nacer cantaron es niña y la comunidad celebró el nacimiento de una mujer envuelta con el misterio y gracia de la sabiduría de Mamá y Papá. Envueltas en capa de sabiduría, momoll, metamorfosis de la vida
Nuestro lamento por la espada de los conquistadores se convirtió en canto Cuando el sol se volvió sangre Y los gritos de nuestras abuelas y abuelos se escucharon El cielo trono LLuvia cayó Y la Tierra se estremeció El río creció Y se llevó el cuerpo de los malvados
Nuestro llanto se transformó en canto Danza, nuestros cuerpos liberados, unidos con la danza de la Tierra Hicimos nuestros ritos, las mujeres celebraron las ceremonias Nos vestimos con nuestros mejores atuendos La mola, el wini, el olasu desfilaron triunfantes
Nos unimos al canto de las mujeres Somos hijas de la Gran Madre Corre en mi ser la sabiduría que pasaron de generación en generación a través del cordón umbilical la virtud de las mujeres. Somos sobrevivientes de las memorias de terror, Somos las hijas de Dios Los jinetes y los caballos han arrojado al mar. Las espadas del conquistador fueron quebradas por la lluvia frondosa en el Abya Yala
El canto de las mujeres, de las mujeres indígenas, de la mujer gunadule, el canto de Miriam no será silenciada, jamás, la divinidad que tiene rostro de mujer nos ha liberado.
Parecen fantasmas, pasan a nuestros lados, puedes sentir sus pisadas, hueles su aliento, ves sus huellas, la selva escucha sus gritos. Pero son invisibles. No los vemos o no los queremos ver.
Seiko, un joven del Congo, se preguntaba ¿Dónde están nuestros hermanos? ¿Dónde están nuestras hermanas? Nadie nos escucha, nadie nos ve. Somos los invisibles.
Por más de 500 años Panamá ha sido zona de tránsito. Tránsito de oro, de humanos, de poder, de ambición, de esperanzas. Conquistadores, piratas, corsarios, pueblos indígenas quienes han estado convergiendo con sueños, anhelos, pasiones algunos con propósitos loables y otros con deseos enfermizos de ambición y poder para destruir.
Si tan solo pudiéramos tener la capacidad de escuchar la voz de la selva de Darién; escucharíamos historias de tragedia, de amor, de supervivencia… La jungla te contaría memorias peligrosas que la selva quisiera que nunca se hubieran vivido en este misterioso y enigmático lugar. Pero aunque nos parezca lejana esta historia, esta realidad se vive hoy en el Darién, parece un deja vu. Hoy con otros rostros, con otras voces, pero sigue siendo la historia de los invisibles.
Miles de humanos caminan, suben valles, nadan los ríos y mares. Y mientras lees esta historia ellos siguen transitando en el Darién; sus cuerpos casi moribundos, sus lágrimas se pierden con la fuerte lluvia, su voz se ahoga con el rugir del puma, sus rostros son cubiertos por lo frondoso de la selva, el rugir de su estómago se desvanece con las voces de los animales salvajes; con un solo deseo, el deseo de una vida plena para ellos, para sus hijos e hijas.
El tapón de Darién, espesa y peligrosa zona selvática de 266 kilómetros compartida por Panamá y Colombia, ruta de migrantes, narcotraficantes, madereros ilegales y de poblaciones indígenas. Allí, se entrecruzan los rastros de los pies de migrantes que vienen de distintas regiones de América, África y Asia; luchando con un solo objetivo llegar Estados Unidos. Pero en esta travesía angustiaste se encuentran burlados y engañados por personas que le cobran diciéndoles que les pueden guiar por el tapón de Darién y los dejan tirados a su suerte por Cabo Tiburón. Rostros de niños, jóvenes, ancianos, mujeres, de hombres, huyendo de la guerra, del hambre, niños que quieren reunirse con sus padres porque emigraron de Sur América a Estados Unidos. Mientras caminan en la inhóspita selva, piensan ya falta poco para libertad y eso le da fuerzas para continuar.
Pero cuanda pasan por el río Turquesa hacen silencio, en reverencia a los cientos de personas que han muerto.
Pregúntale al río, él ha sido protagonista y testigo mudo de este fatídico último momento: la muerte.[1] Darién, Darién por ti han pasado miles de migrantes, pero para muchos parecen 0. Llamemos a juicio al año 2015, 2016, 2017,2018, 2019. ¿ Cuántos han sido? ¿ Cuántos? Y aunque se escucha un rumor que son 81 mil, la realidad es que son muchos más los invisibles que pasan por el Darién.
En estos días, mientras lloraba amargamente por esta tragedia, escuche la voz de una niña, estaba con su papá y sus dos hermanitas; la doctora llegó, intentó salvarle la vida al papá. Una hora dándole RCP, el papá no sobrevivió. Y en medio del silencio, todos mirando a los niños, uno de 13, otro de 10 y el menor de 3. Las niñas de 13 y 10 gritaban en Francés Jesús, Jesús.[2]Y mientras ,por primera vez, ví a los invisibles. Me quedé pasmada, el grito de estas niñas era desgarradora. Y yo me pregunté ¿ Dónde está Jesús? ¿ Dónde está? Cuando una vez más en el grito de las niñas me pude ver reflejada. Jesús está, pero su iglesia ¿donde está?. Los invisibles son visibles para Jesús, ¿pero para ti? ¿Para mí? quizás siguen siendo invisibles.
Cuerpo de Nabgwana pintada con achiote
Tejido de colores como el arcoíris en el cielo
La Tierra de color rojizo como es el color de nuestra piel
Cerros de colores, verde, chocolate, amarillo, negro
Las hermanas árboles danzan de alegría
La fiesta de la vida
Ologwadule se pasea con su mejor vestido
Ataviada con colores que jamás habíamos visto
Ologwadule está vestida con la mola ancestral
Nuestra ancestra la pudo ver en Galu Dugbis
Si nuestra abuela Olonagergiryai
Recorrió el camino negada para los hombres
Travesía sólo para las mujeres
A ellas a nuestras abuelas se les dio el don de profundizar y entender Galu Dugbis
Árboles pintados con diversos diseños
Hermoso el rostro de la Madre Tierra
En la rama, en los tallos, en el tronco en las raíces la esencia de su ser
Cuerpos de mujeres pintadas de colores
En su piel podemos ver las líneas geométricas
Formas de la madre tierra plasmada en nuestros rostros
Textos vivientes que podemos leer
Nana Olonagergiryai profundizó en el arte
Con todos sus sentidos sintió la casa
Ella exclamó “an neg itosi”
Su corazón se encontró con el tesoro para el pueblo guna
Una lengua única que no pronuncia palabra alguna
Sus manos tejedoras entretejen hilos y telas de distintos colores
Las abuelas son capaces de hablar una lengua desconocida
Sus relatos expresan una gran obra de arte
Las manos entrelazadas por medio de colores plasman el dolor y la alegría de la Madre Tierra.
Nana Olonagergiryai les enseño a nuestras abuelas el arte y la forma de comunicación de la mujer gunadule
Capas envueltas, metamorfosis que generan vida
Sabiduría encubierta que nos ilumina la casa
Piel que nos protege del mal
Siluetas de animales que recrean la comunidad
Relato ancestral el canto de la Tierra
Tejedora de la memoria de nuestro pueblo
Tus manos siguen mostrando lo hermoso del pueblo gunadule
La mola arte que comunica la vida del pueblo
La fuerza de la mujer guna
Su profundidad y amor hacia Ologwadule
Cuerpo de Nabgwana pintada con achiote
La Tierra de color rojizo como es el color de nuestra piel
Ologwadule se pasea con su mejor vestido
Ataviada con colores que jamás habíamos visto
Ologwadule está vestida con la mola ancestral
Tiempo de preparación Feliz año nuevo. Feliz Yornii
Para la nación gunadule este es la temporada de: Yornii
( Enero). Mes sin lluvia (yola), de mucho calor. Sopla la brisa del norte. La gente, en los territorios gunas, está en pleno trabajo de preparación de terrenos para la siembra de maíz.
Mi deseo de preparación de este nuevo año para las y los amigos. Que sea un año lleno de resistencia.
Feliz año nuevo 2020.Feliz Yornii.
Que en estas nuevas temporadas plantemos semillas de esperanza.
Que estas semillas se hagan árboles grandes donde las aves puedan poner sus nidos.
Que los frutos de estos árboles, el maíz, el cacao, el tomate, el mango…sea abundante.
Que la cosecha que recojamos, compartamos con generosidad.
Que al cocinar el tule masi, plato paceño, ceviche, las empanadas, el arroz con pollo, enchiladas, arepas, feijoada…Recordemos al que no tiene y compartamos con liberalidad.
Que al compartir la mesa, reconozcamos a Dios entre nosotros y con profunda oración le agradezcamos por tanta generosidad.
Que al ser fortalecidos por el alimento caminemos en Abya Yala, mirando con ojos de gracia donde Dios habita.
Que podamos ser conmovidos por los sueños de las niñas; de los niños. Que riamos y juguemos a re-imaginarnos y trabajar por un mundo lleno de justicia y vida plena.
Que al ir a la cama, soñemos con una visión del presente alimentada por los pasos de las mujeres y hombres de bien, que han transitado esta ruta, para seguir caminando y construyendo el futuro con utopía.
Que no olvidemos que en lo sencillo mora el misterio de Dios. Y que en este camino seamos asombrados por las sorpresas de su amor.
Que en esta travesía de la vida, podamos ser sostenidos por Dios y la comunidad de amor en cualquier circunstancias que la vida nos presente.
Que este nuevo ciclo toquemos con nuestros sentidos y sintamos el latido de la tierra que espera con ansias la renovación de un nuevo ciclo. Esta renovación que es inspirada por Dios.
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Movimiento Movimiento de Jesús, Juan el Bautista salta de alegría al recibir el saludo de María. Movimiento en el vientre, en el camino de Nazaret a Belén; movimiento en el burro, en el sendero, buscando una casa, comida, una posada. Movimiento en el vientre, en las manos, en los rostros desesperados. ¿Adónde pasaremos […]
“Caminar con otrxs en la travesía de la vida es reconocer la fuerza de crear tejidos en comunidad”. Les invito a que me acompañen en esta ruta, este espacio ha sido creado para tejer con otros.