¡Feliz Navidad!

¡Feliz Navidad!

 

Feliz Navidad,

María se re-imagino un mundo donde los soberbios, los poderosos serían dispersados y derribados por el nacimiento de Jesús. Su canto, el magnificat, expresa el sentir de la paradoja de lo no imaginado, lo “débil” vence a lo más “fuerte”.

¿Quién se imaginaría? que la esperanza estaría alimentada e inspirada, desde la misericordia en el nacimiento de Jesús.(Lucas 1:46-55). En Guna Yala, se escucha cada vez que nace un bebé el cantar de una mamá, quien eleva su deseo a Baba y Nana (creador), que el o la bebé que lleva en brazos y mece en la hamaca sea semilla de esperanza para la humanidad. Como María, las mamás Gunadule, Ngäbe, Emberá, Buglé, Bribri, Wounaan, Naso, Nasa, Misak, Guaraní, Aymara, K’achiquel, Wiwa…Nos recuerdan, que cada vez que nace un bebé en Abya Yala, nace también la esperanza de Jesús.

 

Mary reimagined a world where the arrogant and the powerful would be dispersed and cut down by the birth of Jesus. Her song, the Magnificat, expresses the feeling of the paradox of that which had not been imagined: the “weak” defeats the “strong”.

 

Who would have imagined? That hope would be inspired and fed by the mercy of the birth of Jesus (Luke 1:46-55). In Guna Yala, every time a baby is born you hear the song of a mother who lifts up her desire to Baba and Nana (Creator) that the baby that she carries in her arms and rocks in the hammock would be a seed of hope for humanity. Like Mary, Gunadule, Ngäbe, Emberá, Buglé, Bribri, Wounaan, Naso, Nasa, Misak, Guaraní, Aymara, K’achiquel, Wiwa, and other mothers remind us that every time a child is born in Abya Yala the hope of Jesus is also born.

 

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Experiencia con el pueblo Misak

Experiencia con el pueblo Misak

Orando, caminando, aprendiendo juntos.

Ser parte de, es una búsqueda continua del ser humano. Pertenecer a la familia, a una comunidad, a un lugar, a un grupo entre otros. Pero muy poco reflexionamos el significado de ser parte de la tierra. Esta relación intrínseca de ser de ella, de la tierra, de no vernos alienados, de sentirnos  pertenecientes a la comunidad cósmica. Este senti-pensarnos en relación con el cosmos es una invitación que parte del creador(a). De la Ruah( Espíritu); de su aliento.

Todos: seres humanos, animales, plantas, células, átomos, la tierra, hemos recibido de su aliento para tener vida. Por eso al reflexionar ¿De qué manera los pueblos indígenas entienden su relación con la tierra? tenemos que adentrarnos en el conocimiento de dónde surge su espiritualidad. Para el pueblo gunadule está en la profunda relación con Nana y Baba. (Mamá/Papá), con el creador(a). Y de esta relación con Nana y Baba surge la vocación de amar, cuidar, cultivar, tener una relación de inter-intra dependencia con la tierra.

Árbol de profundas raíces

El pueblo Misak, sus raíces, se relacionan con su narrativa. Narrativa que es dinámica en su encuentro con otros distintos a ellos, pero en esa tensión van construyendo quienes son, identificarse con aquello que ellos eligen o no, como parte de sí. Uno de sus relatos nos cuenta que el origen del pueblo Misak proviene de dos lagunas.

Reconocen de esta manera la esencia de quienes son, hijas e hijos de estas lagunas. Misak significa gente del agua. Sí hay un reconocimiento de que en occidente es necesario profundizar el origen y sentido de pertenencia en relación con la tierra, con el agua. Cuando pensamos de que somos parte de, debemos preguntarnos qué nos une a todos los seres vivos, incluyendo al humano. Debemos reconocer que el lugar donde habitamos y de donde surgimos nos une.

Las profundas raíces de los árboles nos permiten traer a la memoria nuestra pertenencia a… Es este llamado a recordar que somos parte de la tierra, del agua, del aire, del fuego. Somos parte de la comunidad cósmica porque así Dios lo quiso y encontrarnos como parte de ella nos libera del egoísmo, de la supremacía, del epistemicidio, de la colonización, de la muerte. El árbol que tiene profundas raíces con su origen-identitaria, es quien nos humaniza y por lo tanto nos invita a parecernos más al creador. Al escuchar la memoria de cómo contaban el origen de su pueblo las y los Misak, me he conectado con ellos, porque también tengo en mi memoria narrativas que me conectan con la tierra, el agua… Y que alimentan quienes somos y nuestra pertenencia a. Seguir profundizando en estas aguas nos recuerda la importancia de la interdependencia con los dules (seres vivos), creando en nosotros la gratuidad y el respeto por la vida. En estos días juntas y juntos estuvimos reflexionando en el salmo 1. A partir de este poema  recordamos que  si nuestras raíces son alimentadas por la savia de Dios, nuestra comunidad estará lleno de frutos, su hojas no caerán y todo lo que hagamos prosperará. Recordamos los relatos que en nuestros  pueblos nos hablan sobre los árboles y como nos ayudan estas memorias a permanecer como árboles resistentes en medio de las adversidades.

Caracol que nos enseña sobre el tiempo

Siendo una gunadule urbana, muchas veces me veo inmersa en este juego del tiempo reproducido por el sistema de producción. No tengo tiempo, es una frase común que revolotea en mi cabeza y que escucho entre mis conocidos. Y ciertamente así nos vemos enrolados por aquello que decimos falta de tiempo.

El tiempo contabilizado de manera enfermiza y usado desde el sistema de producción esclavista nos genera estrés, nos enferma y mata. Pero pensar como pueblo Misak concibe el tiempo como un caracol o una espiral en tres dimensiones. Donde el tiempo va, vuelve, pasa, vuelve, pasa y vuelve. Para los pueblos indígenas muchas veces el tiempo es explicado a través de la metáfora de caracol. Es en el centro del caracol donde empieza todo y allí vuelve todo. Invitándome a abrazar una propuesta que me libera de creer que puedo manipular el tiempo; porque es esa construcción reduccionista de cómo muchas veces concibo el tiempo, la que me lleva a interpretarla como un recurso que puedo manipular de manera consumista e individualista; existo cuando produzco algo. Porque somos también en relación a cómo percibimos el tiempo. Soy en relación a lo que hago, existo de la manera como entiendo el tiempo y el espacio. Esta vivencia es real pero también ficción porque es creada por mi.

Y es esta ambigüedad de la vida que necesito aprender del pueblo gunadule, de los Misak, de los pueblos del Abya Yala para entender el tiempo en espiral. De ellos estoy aprendiendo que hay dimensiones que son vividas de maneras paralelas al encontrarme con las memorias de las y los abuelos. El futuro está atrás pero también delante. Así es la espiral del tiempo que nos recuerda el origen, para crecer, madurar… No podemos olvidar el origen que es mi futuro también. Porque solo recordando de dónde venimos caminamos con la comunidad, quebrando el sistema de desarrollo que está generado por lo que creemos que es una vida mejor. Más bien reconocemos que en la vida estamos todos unidos por la misma espiral, así como el sobrero Misak está formado por una larga cinta que se une en espiral desde el centro. Pero, también aprendemos a valorar lo que llamamos tiempo en relación con los ciclos de la tierra, la siembra, la cosecha, las estaciones, las ceremonias, los ciclos de la luna…. Porque en la espiral todo está conectado.

 

Entre luchas, lamentos y esperanzas

En la lengua Misak, Cauca significa: “ Madre de los bosques”. De la madre reciben el alimento para vivir: papas, maíz,

habas, café, entre otros. Las luchas, lamentos y esperanzas han estado en el recorrido de la construcción dinámica de su identidad. Los y las ancianas Misak cuentan que son descendientes del Cacique Payán, quien gobernaba un extenso territorio que hoy en día equivaldría a la unión de varios municipios del centro, norte y oriente del departamento de Cauca, incluyendo la capital, Popayán.

Sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles y la posterior aparición de terratenientes locales, su espacio se vio abruptamente reducido hasta quedar agrupados en las verdes y frescas montañas del municipio de Silvia. Ellos fueron explotados y sometidos por los nuevos patrones en sus tierras ancestrales. En medio de estas realidades los Misak se organizaron para reconstruir sus memorias y recuperar el territorio de sus ancestros y ancestras. Ese proceso de lucha continúa hoy y se manifiesta con diversos rostros. Los Misak son un pueblo que siguen alzando su voz, con acciones concretas, reconociendo que la justicia dará a luz, cuando se respete el derecho total de su pueblo. La esperanza sigue de la mano de la justicia.

 

Y es allí como seres humanos, seguidores de Jesús de la vida, que debemos seguir cosiendo hilos que generen vida. Mientras estuve con mis hermanas y hermanos Misak escuche sueños, anhelos y lamentos; percibí la fuerza de sus jóvenes quienes siguen trabajando por mantener viva la llama de su identidad, misma que se sigue forjando con sus antepasados pero también con los nuevos desafíos del hoy.

Mis hermanos y hermanas Misak cristianos que participaron del encuentro de Memoria Indígena reflexionaron y levantaron muchas preguntas, alguna de ellas: ¿Cuál es nuestro papel como iglesia en medio de las luchas de nuestros territorios? ¿Cómo entretejer la identidad indígena y la fe cristiana? entre otros. En lo personal al escuchar sus preguntas y comentarios, también me han evocado otras preguntas: ¿Que nos hablan las ceremonias de los pueblos indígenas sobre Dios? ¿Cuáles son las buenas noticias de Jesús para el pueblo Misak? ¿Y de qué manera mostramos el evangelio pleno de Jesús en medio de estas luchas y lamentos? Entre muchas otras. Ser parte de es también para mí abrazar la identidad del otro desde la fraternidad, porque también voy formándome a partir de la otredad. Ser parte de puede ser intrigante, este misterio revelado en el compartir, soy quien quien soy cuando pertenezco a… Somos cuando pertenecemos a la tierra.


Motivos de Oración

Por el equipo Misak que esta organizando y trabajando un proceso de escuchar, plasmar, escribir, grabar la historia de sus ancianas y ancianos. Además de la iglesia Misak.

Como Memoria Indígena estaremos participando junto a la organización indígena fundación para la promoción de conocimiento ancestral en la COP25. La COP 25: Es la Conferencia de las Partes (COP) es el órgano de decisión supremo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (UNFCCC por sus siglas en inglés). En su vigésima quinta reunión organizada y presidida por Chile, que se llevará a cabo entre el 2 y el 13 de diciembre en Madrid, las 197 Partes que conforman el tratado -196 naciones más la Unión Europea-, buscarán avanzar hacia la implementación de los acuerdos que se han determinado en la Convención que establece obligaciones específicas de todas las partes para combatir el cambio climático.

Por este tiempo donde escribo la tesis de maestría.
Por mi tiempo de levantar fondos.
Ayes

Ayes

Ayes

Por: Jocabed R. Solano Miselis

¡Ay de los gobiernos corruptos y  de los que se embriagan de poder en sus palacios! Se creen que son principales entre las mismas naciones, las cuales vendrán sobre ellos. ¡Oh casa que está corrompida por su ambición!

Pasé y miré sus maneras de gobernar en la iglesia, en las comunidades que llaman espacios de culto a Dios. Mirad si aquellos espacios son mejores que estos reinos, si su término es mayor que el término de ellos.

Ustedes que están a la espera del día malo y acercan la silla de iniquidad.

Duermen en lugares prominentes, comen de la papa, del maíz, del café de las manos de los indígenas, campesinos, trabajadores, de su sudor, los maltratan y  son cómplices.

Bailan al son de las músicas de sus tierras, dicen “amamos nuestra tierra y bandera”; al son de las músicas folklóricas dicen “somos de esta tierra”. Pero odian, crean muertes y destruyen a la Tierra y a su gente.

Beben los más exquisitos licores y se visten con las mejores ropas que salen de moda, sus perfumes son los más caros. Y no se afligen de la pobreza de los pueblos.

 

¡Ay de los que se burlan de los más pequeños, de los que se creen mejor porque son de otro origen, color,  hablan otra lengua! Y por eso piensan que son superiores.

 

¡Ay de los que violan y explotan a la Tierra! Con su mano intentan sacar el corazón de la Tierra, el corazón de la Madre Tierra. Quieren dejar sin aire los pulmones de los bosques, y sin ojos y manos nuestras selvas. ¡Hacen sangrar a Abya Yala! ¡Asesinos, sus manos están llenas de sangre!

 

¡Ay de los que mandan y matan a los líderes indígenas cuando defienden su territorio y la Tierra, y se alegran de la sangre derramada!

 

¡Ay de los que hacen ganancias mal habidas y a costa del vulnerable se hacen ricos!

 

¡Ay de los que se alegran y dicen: “¿ No hemos adquirido poder con nuestra fuerza?”!

 

¡Ay de los que no lloran con el que sufre y celebran el dolor del otro!

 

¡Ay de los que se burlan de los símbolos de los pueblos indígenas porque creen que los suyos son mejores!

 

¡Ay, hermanas y hermanos, si no sabemos leer a Dios en los pueblos del Abya Yala!

Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Getting to know the Gunadule better

I want to tell you about one of the sacred elements of my people, the Gunadule, and through this share my prayer sung to God that unites with the song of my grandparents.

Sianar o Sianala:

There is a pot considered sacred which serves as a container to burn the aromatic fire of the cacao, used in various ceremonies. To construct one of these vessels, the grandmothers choose the clay (nabsaa), and they awaken the clay with the smoke of their pipe (inna obanned). They gather it up and knead it like a thick dough until it is very flexible. In times past, the grandmothers made many different pots for carrying coals. Their forms and names differed depending on the kind of clay used and the kind of paint with which they were decorated. When the grandmothers finished giving the pot its shape, they left it out to dry for several days, and finally they fired it so that it would stay a solid and strong pot (oged). They fired the pots in the middle of the night so that no profane eye (ise daglege) would come near. This explanation comes from the book “The Legacy of the Grandparents” by Atilio Martinez.

For the Gunadule nation cacao (siagwa) is part of life itself, part of our spirituality. It is present in the different stages of our life (birth, puberty ceremony, and death). In fact when I was born in the time of Bardud (We say Bardudni which means “The Month of the Medicinal Plant” which roughly corresponds to the month of December in the Gregorian calendar) my great-grandfather, who was a man that loved God and his people deeply and was recognized as one of the wisest and most outstanding leaders of the Gunadule nation, decided to plant a cacao tree so that I would always remember the importance of caring for the earth and remember where we come from, that we are connected to the earth. So every year when my birthday comes I remember this special tie that God had given me with the land and especially with a certain cacao tree.

The aroma of the cacao is used in blessing and purification ceremonies. The wise ones among the Gunadule say that the cacao’s shape is very similar to the human brain. And from there they continue telling the story of the strong relationship that we human beings have with the cosmos and with BabaNana (Great Father-Great Mother). In our ceremonies we place the cacao in the Sianar where the smoke rises up and the aroma fills the ceremony house and we sing to God. The sky and the earth hear our song as we invoke the name of God. Many millenarian peoples such as the Maya cultivated cacao over 2500 years ago. In fact, to find the meaning of the word cacao we have to search the Mayan language: cac means red (referring to the color of the shell of the fruit) and cau expresses the ideas of strength and fire. The the Gunadule it connects us with the Creator and the earth.

A Prayer:
The songs of my grandfathers and grandmothers tell us about the way to God. We are people who travel through Nabgwana (the heart of the earth) full of dreams, celebrations and laments. Our prayer, sung, rises to the Creator. We connect with BabaNana (Great Father-Great Mother), we need his/her light on this path. “The Creator made the beautiful trees to germinate, God made the huge mountains and made the rivers run with gold. God made the waves of the sea, and the great waters divided the land” (extract from a Gunadule narrative about the creation of the earth). We live because we know to sing and because we recognize the Great Creator in the narrative of our life. Today I unite myself to the song of my grandparents and I lift up my song so that God will permit us to continue finding his/her face on this path. May God’s light, the light of Jesus, shine on us. When the aroma of the cacao smoke rises up my prayer is that my Gunadule people will sing new songs, that they will write new stories of hope, justice and love for our people in Guna Yala and Abya Yala (America).

Sianar o Sianala – Getting to know the Gunadule better

Sianar o Sianala – Conociendo el pueblo gunadule

Conociendo  al pueblo gunadule
Sianar o Sianala

Quisiera contarles acerca de uno de los  elementos sagrados de mi pueblo gunadule y a través de ella relatarles mi oración  cantada a Dios que se une al canto de mis abuelas y abuelos.

Sianar o Sianala:

Es sahumerio o brasero, una vasija  donde se quema el cacao, utilizado en diversas ceremonias,  es una vasija considerada sagrada. Para fabricar un brasero o sahumerio, las abuelas seleccionan la arcilla(nabsaa), y a la arcilla la despiertan con el humo de su pipa (inna obanned), la recogen la amasan como pasta pesada hasta que esté muy flexible. Antes, las abuelas elaboran diferentes braseros, tanto sus formas como sus nombres dependían de los tipos de arcillas que utilizaban de tinturas con que los pintaban. Las abuelas, cuando tenían ya las formas acabadas de braseros, los dejaban secar para varios días, y al final los quemaban para obtener la forma sólida de las vasijas(oged). La quema se realizaba muy de noche, para que no se acercara ningún ojo profano( ise daglege).  (Extracto del libro el legado de los abuelos de Atilio Martinez)

Para la nación Gunadule el cacao( siagwa) es parte de la vida misma, es parte de nuestra espiritualidad.  Está presente en las distintas etapas de nuestras vidas( nacimiento, en la pubertad y hasta cuando morimos). De hecho cuando nací mi bisabuelo, quien por cierto era un hombre que amaba profundamente a Dios y al pueblo Gunadule fue reconocido como uno de los líderes más sabios y prominentes en la nación Gunadule. El cuando nací( en el tiempo del Bardud( planta medicinal) a la cual nos referimos como Bardudni es decir el mes de la planta medicinal, en el calendario gregoriano, un 3 de diciembre, mi bisabuelo decidió sembrar un árbol de cacao para que siempre recordará la importancia de cuidar la tierra y de recordar de dónde venimos, lo conectado que estamos con la tierra. Así que cada vez que cumplo año traigo a la memoria este lazo especial que Dios me permite tener  con la tierra y en especial con un árbol de cacao.

El aroma del cacao es utilizado en ceremonias de bendición y purificación. Los sabios gunadule cuando observan el cacao dicen que su forma es muy parecido a la del cerebro. Y de esta manera continúan relatando la  fuerte relación que como seres humanos tenemos con el cosmos y con BabaNana(Gran Padre/la Gran Madre). En nuestras ceremonias colocamos el cacao en el Sianar, mientras se eleva el humo y el aroma llena la casa de ceremonia, le cantamos a Dios. El canto que escucha el cielo y la tierra y donde es invocado el nombre de Dios. Los pueblos milenarios como por ejemplo los mayas cultivaban el cacao hace más de 2500 años. De hecho para encontrar el significado de la palabra cacao hemos de recurrir a la lengua maya: – cac que en lengua maya quiere decir rojo (en referencia al color de la cáscara del fruto) – cau que expresa las ideas de fuerza y fuego. Para los gunadules nos conecta con el creador, con la tierra.


Oración:

Los cantos de mis abuelos y abuelos nos relatan el camino hacia a Dios. Somos seres que viajamos por Nabgwana(corazón de la tierra) lleno de sueños, celebraciones y lamentos. Nuestra oración cantada se elevan al creador, nos conectamos con BabaNana(Gran Padre-La Gran Madre), necesitamos su luz en este caminar. ¨ El creador hizo germinar los hermosos árboles, Dios creó las grandes montañas e hizo correr los ríos de oros, las olas del mar, las grandes aguas dividieron la tierra¨( extracto de una narrativa del pueblo gunadule sobre la creación de la tierra). Vivimos porque sabemos cantar y porque reconocemos al Gran creador en la narrativa de nuestra vida. Hoy me uno al canto de mis abuelos y abuelas y elevo mi canto para que  Dios que nos permitan seguir reconociendo su rostro en ese caminar. Que su luz, la luz de Jesús nos alumbre. Cuando el aroma y el humo del cacao se elevan mi clamor es que mi pueblo gunadule le cante nuevos cantos que escriban nuevos relatos de esperanza, de justicia y amor para nuestro la nación gunadule, Guna Yala en Abya Yala( América).

Revolución Dule tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer

Revolución Dule tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer

Revolución Dule tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer

Nunca olvidaremos, este sonido. El sonido del morbeb (caracol) de un 25 de febrero de 1925.
Rostros pintados con nisar( achiote), en señal de lucha.
Los urigan ( guerreros gunadule), estaban listos para defender nuestra identidad.¿ Cómo olvidar aquel día de febrero de1925? Cuando nuestras abuelas y abuelos resistieron a las amenazas del gobierno colonial; de arrebatarnos lo que por siglos habíamos cuidado,nuestra dignidad. 

En un lugar oscuro en una comunidad gunadule, se escucha la voz de un policía: «No hablen en su lengua, no se vistan con mola (arte y blusa que usa la mujer gunadule), no practiquen sus ceremonias…” Es hora que el salvaje sea civilizado”.

Pero justo a esa misma hora; se escuchan otras voces que decían, es hora de recordar nuestros relatos, de aquellos guerreros que desde la época de la conquista han luchado por conservar nuestra identidad. Y mientras los hombres se preparaban para la batalla. 

En una choza gunadule, una niña de 11 años confeccionaba la bandera de la revolución dule. ¿Quién se imaginaría? que el arte de esta niña, sería el símbolo emblemático de la lucha de la nación gunadule.

Mientras gritaban las mujeres, los hombres, ¡Que viva la revolución dule de 1925! Waga Ebingili.María Colman gritaba en su mente y corazón a través de su arte ¡ Que viva! Ese día, el día que jamás olvidaremos.

Aquella niña se unió al canto de nuestras abuelas y abuelos, para recordarnos que nuestra REVOLUCIÓN DULE también tiene rostro de niña, tiene rostro de mujer.

 

Dios cantó

Dios cantó

Cantó y vida surgió….Dios se inspiró y cantó, cantó y vida creó. Su voz orquestó la sinfonía que jamás habíamos escuchado, vida trajo a todo el cosmos. El principio de la nota fue Shalom , paz para todas y todos. Las ondas de su voz en aumento se mezclaron de colorido trayendo verdor, fruto, movimiento, las aguas se movían sobre la faz del abismo. Sí había movimiento de vida por doquier. La diversidad era parte de este momento majestuoso y no paraba de multiplicarse, nuevas formas, nuevos colores, nuevos sonidos, nuevos sabores… El cielo y la tierra se unieron para ser testigos de esta obra de arte. Y mientras entonaba su nueva partitura , su canto nos inspiró para unirnos a su voz, cantamos junto a su coro. Hermosa polifonía que inspiraba danzar, nuestros pies se unían a la tierra y nos movíamos de tal manera que creamos un sonido inspirador.

Como un gran director de orquesta dirigió toda la tierra y el cielo para que en ella se formaran nuevos seres vivos. Y se reía a carcajadas deleitándose como la niñez cuando juega. Jugaba con todos los sentidos creando seres microscópicos, seres enormes, animales, plantas y deliciosos frutos. A su partitura le añadió polvo de vida, le añadió discernimiento, le añadió conocimiento para re-crear y organizarse en esta choza que llamamos tierra, mientras creaba al ser humano. Cada estrofa de la partitura tenía un Selah para disfrutar de esta obra de arte.

En un abrir y cerrar de ojos nosotros cambiamos la partitura y un lamento surgió, una nota que jamás habíamos escuchado. Era el lamento de Dios, su voz hizo silencio, cielo y tierra lloraron con un gemido que estremeció el cosmos. Los seres se vistieron de luto, hubo un Selah prolongado. El silencio fue la respuesta al dolor. Y surgió desde el lamento, un nuevo canto, el canto de la roca. Y los seres vivos se preguntaban ¿quién era esa roca?, no lo reconocían, su rostro era misterioso. Pero en medio de su desconcierto esa voz se hizo más fuerte, esa roca tenía agua de vida, vida que trajo al desierto. Esa hermosa roca entonó el canto de los redimidos de quienes tenemos una nueva oportunidad para aprender a cantar, cantos de esperanza, justicia y libertad.

Se nos mostró una partitura antigua que habíamos olvidado por no traer a la memoria los grandes hechos de Dios. En ella el gran Director de orquesta escogió músicos que pudieran entonar la melodía que diera vida al cosmos y juntos una vez más entonarían las primeras notas shalom . Buena noticia para todo ser vivo que respira aliento de vida. Una vez más hubo movimiento, colorido, sabor, verdor, diversidad, sonidos… El gran Creador jugaba con

la música y creaba nuevas piezas para entonar. Una vez más el cielo y la tierra fueron testigos de su profundo amor.

Y allí cuando el cosmos preguntaba quién era ese gran autor, el rostro misterioso se develó. Era el rostro de Jesús quien siempre estuvo presidiendo la gran orquesta. Y así como los peregrinos israelitas fueron guiados por la columna de fuego y de nube, el cosmos fue dirigido por el gran Dios quién nos liberó. Junto al camino, en distintas épocas, nos unimos para cantar el canto de los peregrinos liberados. Uno tras otro se sumaron para seguir componiendo la más sublime obra musical que jamás habíamos escuchado, la partitura de la liberación y dentro un Selah prolongado que nos recuerda detenernos para escuchar la voz del solista, la singular voz de la roca, la voz de “Jesús” , el Creador. Su filarmonía destello esperanza, el solista, siguió cantando. Y cantó, cantó y cantó recorriendo la partitura de shalom para el cosmos. ¡Buenas noticias para todas y todos!, su voz como el estruendo de una catarata se escuchó en todo el universo y a ese nuevo cantar se unió la tierra y el cielo como testigos de su amor.

Encuentro de Memoria Indígena con el pueblo Misak

Encuentro de Memoria Indígena con el pueblo Misak

A nuestros queridos amigos y hermanxos pedimos sus oraciones.

Los MISAK son un pueblo indígena  en Colombia que habitan al noreste del departamento del Cauca. En esta región es donde se concentran sus territorios ancestrales. Para los Misak la tierra es Madre, de manera que los Misak se identifican como los encargados de garantizar el equilibrio y la armonía entre la naturaleza y el ser humano, y desde su condición de primeros pobladores, adquirieron el compromiso de defenderla, protegerla, mantenerla, y devolverla para la humanidad entera.

De la madre reciben las bondades para vivir como son las papa,  maíz, habas, café entre otros. En la lengua Misak, Kauka significa: “ Madre de los bosques“. Y es desde estas tierra sagradas donde en estos días del 2 al 5 de julio del 2019  estaremos celebrando como Memoria Indígena el encuentro con nuestros hermanos Misak. Oramos a Dios que nos permita aprender, escuchar de su vida, cosmovisión, luchas, lamentos y sueños. Nos unimos a su lamento porque en los últimos meses han estado levantando su voz  en contra del gobierno, por la falta de cumplimiento de no permitirle en tomar decisiones que afectan su territorio como es el tema de la minería. Ellxs denuncian que sus tierras están siendo entregadas a las multinacionales para explotar el oro, los bosques, los ríos, atentando con la vida y su biodiversidad. Como Memoria Indígena, reconocemos que se hace necesario profundizar en la teología de la Tierra y en estos días estaremos  explorando, dialogando y aportando en comunidad desde la experiencia del pueblo y de la iglesia Misak, pero además de los participantes de algunos pueblos indígenas que vienen de Abya Yala. Pedimos oración para que sea el Espíritu de Dios quien nos permita tener un tiempo lleno de su gracia, y que en esta expresión de comunidad que ama y sigue a Jesús podamos escuchar su voz para ser alentados, desafiados para tomar acciones concretas como parte de nuestro llamado de comunicar la buena noticia y unirnos con aquellos que viven en su Reino como gente de paz y reconciliación.Esta buena noticia que anuncia la Vida y la Justicia para todo ser vivo que habita en el cosmos. Pero que también denuncia el mal y los poderes que la oprimen. A nuestrxs amigos y hermanos muchas gracias por acompañarnos en esta travesía unidos en el mismo espíritu que nos une el profundo amor de Dios.

 

La  exigencia de morir a los sueños que el mismo Reino provoca.

La exigencia de morir a los sueños que el mismo Reino provoca.

El regalo  de su llamado vino envuelto en esta dinámica misteriosa que exige morir a los sueños que el mismo Reino provoca; porque nos emociona, nos envuelve, pero este misterio del Reino de Dios también cambia nuestros sueños. Involucrándonos en sus caminos de manera que no podemos visualizar con claridad, caminando a tientas; pero confiando que su gracia está actuando en nosotras(os), para revelarnos sus riquezas, y propósitos maravillosos, para asombrarnos y mantener en nosotras(os) el efecto sorpresa de su llamado y ser protegidos de esperar la réplica de lo ya vivido.

Así fue como inició este capítulo de mi vida. Dios me convocó a caminar en comunidad con los pueblos indígenas a través de lo inesperado. Cambiando la expectativa de mi ruta  y persuadiendome a adentrarme en las memorias de mi pueblo gunadule. Es a través de los relatos de mis abuelas y abuelos que estoy descubriendo un poco más de su rostro y en este caso del rostro indígena de Dios. Por lo que me encantaría animarte a participar de este proyecto para que juntas y juntos podamos unirnos al hermoso tejido que desde épocas milenarias el Espíritu ha estado creando en Abya Yala( América) y en los pueblos originarios del mundo.

Mi nombre es Jocabed Reina Solano Miselis y soy de la nación Gunadule. Uno de los 7 pueblos indígenas que están ubicados en Panamá. Soy co-directora de Memoria Indígena y también misionera de United World Mission.

Parte de mi trabajo consiste en:

• Caminar con y aprender de los pueblos indígenas.

• Facilitar procesos de diálogo con los pueblos indígenas, a partir de las narraciones y memorias de los pueblos indígenas en Abya Yala( América).

• Alentar a los pueblos indígenas a escribir y registrar las historias de sus comunidades, y también las historias de las mujeres y hombres cristianos indígenas.

• Articular los enfoques teológicos indígenas que emergen de y para las comunidades indígenas.

• Reconocer las buenas nuevas de Jesús y su relación con las identidades de los pueblos indígenas en Abya Yala (América).

Desde estos espacios queremos seguir colaborando con las comunidades y los cristianos indígenas.

Este ministerio solo es posible con la ayuda de colaboradores. Todos mis ingresos para llevar a cabo se sustenta a través del apoyo de personas que creen en este trabajo. ¿Apoyarías mi ministerio en oración y dando financieramente?

Les invito a unirse a este ministerio de Memoria Indígena, para que  más personas puedan escuchar y aprender de los pueblos indígenas. Juntos(as), podemos añadirnos a los hermosos tejidos del Espíritu en Abya Yala (América) y entre los pueblos indígenas de todo el mundo.

De mayo a julio, tengo varios viajes en los que compartiré temas como «el rostro indígena de Dios», «narraciones como resistencia política en la experiencia de la nación Gunadule», y «pacificación y transformación de conflictos». Al mismo tiempo, Estoy ayudando a preparar la reunión anual de Memoria Indígena que se celebrará este año en una comunidad Misak un pueblo indígena que está en el Cauca, Colombia. El tema de la reunión es «Memoria, territorio e identidad».

Concluyo con esta noticia que me brindan una profunda alegría: en estos meses trabajaré escribiendo mi tesis con el tema «La memoria cósmica que alimenta la narrativa de un pueblo: Historias de Ologwadule y Génesis 1: 1-2: 3. «Les agradezco a todos por sus oraciones y ánimo. Ha significado mucho para mí en este viaje.

Cuando comencé a desempeñarme como co-directora de Memoria Indígena, realmente no sabía qué iba a pasar ni los caminos que Dios me iba a llevar mientras servía entre los pueblos indígenas. Todavía no lo veo claramente, incluso cuando ya estamos trabajando en muchas cosas hermosas. Hay muchas incógnitas para mí, que incluyen cómo recaudar  fondos para mi salario hasta soñar con fomentar una comunidad cristiana indígena intencional. Sin embargo, Jesús nos llama a seguirlo y caminar en el misterio del discipulado. Nuestra esperanza está asegurada cuando traigo a la memoria que Jesús también descubrió su camino paso a paso, y los que le seguimos reconocemos su camino paso a paso en nuestro viaje. De esta manera nos alegramos en su llamamiento. Nos sumergimos en la experiencia de vivir la vida de Jesús. Sólo en el camino, en medio de esa experiencia, descubrimos nuestro horizonte.

Gracias por apoyar este ministerio,

Jocabed Reina Solano Miselis

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